54.- Localizar a Dios acá en la tierra es un evento sin precedentes, pero tan trivial para los que nos han compuesto el lenguaje que, al parecer, dada su confabulación con la palabra e inserción en la expresión, tanto ellos como nosotros ya nos acostumbramos a la condición.
Dado que no reparamos en como hablamos y qué palabras salen por nuestra boca, menos vamos a tener la preocupación de reflexionar como esas vocalizaciones viajan por el aire y entran en los oídos de los demás.
Hay que tener cuidado con los odios que podamos generar; también ser firmes con todos los adiós que le digamos a una persona, ya que esa es una carga total de alejamiento –sirva como advertencia a cualquiera que luego sopese una situación adversa-, con la persona que se protege más de uno mismo. También están los consagrados estudios que debemos resguardar y cambiar por tratados; sin dejar de fijar a los que por judíos nosotros conocemos y admiramos. Entendiendo por sobre manera a todos los que están involucrados con los estadios, a ellos hemos de dejarles con su venerado estado.
El párrafo anterior es para incluirlo a él y las manifestaciones en las que lo podemos rozar sin pensar y ordenar, pero que debemos ser advertidos para fijar y establecer. Por la profesión que me tocó a dios he de contenerlo y amarrarlo, preguntarle cual es su verdadero nombre e invocarlo como indica jeremías 33.3; mientras tanto, los medios son el objetivo. ME DIOS
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